"Cuando el criado iba a llamar a Señor, Fausto lo detuvo y, con mucha
ternura, despertó a su perro. Wagner recogió en la bandeja el plato del
pan y la copa y se acercó a la puerta. El perro miró a su amo con ojos
en que parecía arder, como una débil y oscura llama, todo el amor, toda
la esperanza y toda la tristeza del mundo. Fausto hizo un ademán en
dirección de Wagner, y el criado y el perro salieron".
(Fragmento) Cuentos Completos, Adolfo Bioy Casares
Foto por © Mauricio Nicolás Murcia Varela |
Nico, me encanta la foto y el texto..!!! felicitaciones. Marta.
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