"Pero en seguida advertí que mientras de este modo quería pensar que todo
era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese algo. Y notando
que esta verdad: yo pienso, por lo tanto soy era tan firme y
cierta, que no podían quebrantarla ni las más extravagantes suposiciones
de los escépticos, juzgué que podía admitirla, sin escrúpulo, como el
primer principio de la filosofía que estaba buscando". |
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